Traumatismos dentales en niños. Cómo prevenirlos y actuar ante ellos.

Los deportes de contacto son una de las principales fuentes de traumatismos dentales en niños

El intento de reducir el traumatismo dental ha estado presente como parte importante de las campañas preventivas de odontología durante un largo tiempo, con resultados no muy alentadores, ya que las cifras no se reducen a lo largo de los años, y lo que es más preocupante, las cifras en niños no dejan de crecer.

Así, desde Pías Clínica Dental queremos aportar nuestro granito de arena a esta labor, identificando una serie de claves que ayuden a prevenirlos en nuestros pequeños, y si esto es imposible, cómo actuar para solucionarlos lo antes posible y causándoles el menor perjuicio.

Cómo evitar los traumatismos dentales. Mecanismos, prácticas, consejos…

En primer lugar, sabemos que los deportes de contacto y su cada vez mayor notoriedad tienen gran parte de la culpa de estas cifras, por lo que seguramente a todos os han venido a la cabeza, para proteger la boca de vuestro pequeño, el uso de protectores bucales o faciales. ¿Pero, son realmente tan efectivos como se comenta?

Los deportes de contacto son una de las principales fuentes de traumatismos dentales en niños

 En cuanto a los primeros, realmente no existe evidencia de la efectividad protectora de estos mecanismos, y mientras algunos estudios hablan de una reducción en la tasa de traumatismo dental en aquellos que los usan, no se aprecian diferencias entre ambos colectivos en cuanto a daños en los tejidos blandos. De hecho, hay estudios van más allá, y no encuentran relación ninguna entre el uso de estos protectores y las lesiones dentales, orales o labiales, e incluso contusiones cerebrales.

 En cuanto a los protectores faciales, seguro que os viene a la cabeza la más característica, la del portero de hockey. Aquí sí que es inequívoca su capacidad de protección de la cara, pero en cuanto al objeto de nuestro artículo, los traumatismos dentales, es posible que, en determinadas actividades, los dientes del niño estén desprotegidos ante impactos sufridos por debajo de la barbilla.

 Evaluadas ya estas protecciones, menos efectivas de lo que el gran público piensa, pasamos a una serie de consejos de prevención que consideramos más eficientes:

  • No utilizar andadores con bebés y evitar potenciales obstáculos con los que este pueda tropezarse
  • En cuanto a los patines, las protecciones clásicas (coderas, rodilleras y casco) pueden, aunque no lo parezca, terminar protegiendo también la boca, ya que el niño tenderá a proteger estas zonas inconscientemente
  • Educar en esta prevención. Este metaconsejo se refiere a lo siguiente: si educamos a nuestros pequeños para que sean conscientes de que el juego entraña un pequeño riesgo – además del que ya conocen para manos, pies, articulaciones, etc.- para su boca, ayudaremos a crear esa idea de protegerla.
  • En la piscina (lugar en el que se producen muchos de estos traumatismos), no correr y usar siempre las escaleras para entrar y salir del agua.

Cuando la prevención no funciona. ¿Qué hacer al sufrir un traumatismo dental?

A pesar de todos nuestros esfuerzos, los niños siempre se las arreglan para sorprendernos, y aun con toda esta labor de prevención, la rotura o avulsionado (cuando el diente, sin perder su integridad, es sacado de su alveolo por un fuerte traumatismo) no son inevitables.

Si se ha producido avulsión, la rápidez a la hora de actuar es fundamental para su reimplantación sin secuelas

¿Cómo actuar en estos desagradables momentos? En primer lugar, no debéis perder la calma, ya que no queremos alterar más al niño. Además de esto, si seguís estos consejos no debéis preocuparos:

  1. Si el diente ha salido de la boca, encontrarlo lo antes posible es fundamental. Una vez hecho, debéis sujetarlo por la corona (la parte más blanca), y nunca por la raíz.
  2. Hay que intentar reimplantarlo inmediatamente. Si ha caído al suelo, debéis enjuagarlo previamente con agua fría.
  3. Después de colocar el diente, para mantenerlo inmóvil y fijo en su sitio un buen método es el de morder un pañuelo.
  4. Con el diente reimplantado provisionalmente, es momento de ir al dentista.
  5. Si no podéis colocar el diente, ponedlo en leche o suero salino, y en ausencia de estas dos opciones, colocadlo entre la mejilla y las encías y acudid al dentista.
  6. Durante la posterior curación, es imprescindible una inmaculada higiene oral. Este consejo, como ya sabréis, es general.

Así pues, como acabáis de ver es fundamental la rapidez a la hora de actuar, tanto para preservar el diente como para acudir al dentista. Las razones de esto es que se maximizarán las posibilidades de conservar la vitalidad del diente, se prevendrán potenciales complicaciones y se realizará un tratamiento más conservador.

Es por esto por lo que, ante cualquier traumatismo dental, estamos a vuestra disposición para tratarlo lo antes posible y ahorraros las secuelas que este pueda generar.

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